miércoles, 22 de noviembre de 2006

De Juana

Durante estas últimas fechas hemos asistido a la huelga de hambre del preso de ETA Iñaki de Juana Chaos. Muchas i dispares son las opiniones que se derivan de la situación penitenciaria y legal del reo. A fecha de hoy nos encontramos ante la tercera y parece ser que definitiva, después de la anterior de 63 días que empezaba a finales del verano y otra anterior que llevó a cabo en los años noventa.
Sin duda es la definitiva no sólo por el delicado estado de saludo de De Juana, como así lo atestiguan los informes forenses, sino porque el desenlace de la contienda que mantiene el preso con los poderes públicos sólo se puede terminar de dos formas: o bien con la muerte de De Juana, o con una excarcelación discreta. Descartado el indulto por parte del gobierno, parece ser que no cabe esperar un cambio de actitud del preso, como así sucedió en la anterior huelga de hambre, donde la intervención de su propia familia y de monseñor Juan Mari Uriarte fueron decisivas para hacerle cambiar de opinión. Otra opción nada desdeñable, en el caso de que su situación clínica llegara a un punto irreversible des del punto de vista clínico, sería excarcelar al preso en calidad de enfermo grave.

Esta vez parece que no va a ser igual, toda vez que el reo ha solicitado expresamente su internamiento en régimen de incomunicación, sin recibir visitas. Esto pone al gobierno ante un serio problema, pues no hay que olvidar los efectos que tendría su muerte en los ánimos de la izquierda abertzale, ya muy caldeados por la falta de resultados visibles tras la declaración del alto el fuego, hace ahora ocho meses.

Aquí De Juana juega sus bazas y el gobierno las suyas. En pocas palabras, prefiere estar muerto que encarcelado. Resulta difícil meterse en la mentalidad de alguien que está dispuesto (o lo ha estado, según el caso) a matar y a morir por su patria. Él entiende la cárcel como una parte más de su lucha y por ello actúa así. Al Gobierno sólo le queda ordenar su alimentación forzosa para evitar esta china en el zapato al proceso que supondría su muerte.

Si bien legalmente le correspondería haber recobrado la libertad hace 16 meses, hay un juicio previo que se le hace por dos artículos que escribe en el diario Gara, estando aún en prisión. Cada cual tendrá su interpretación del contenido de los mismos, pero está claro que el autor podría haber esperado a haber salido del mako (cárcel en el argot de la IA) para descargar todo su rencor, ya que no es lo mismo que escriba esos artículos un dirigente de Batasuna, por ejemplo, que un miembro de ETA encarcelado por varios asesinatos. Al dirigente abertzale le costaría como mucho una citación judicial para declarar por apología del terrorismo, pero a alguien con el historial de De Juana le cuesta un encarcelamiento preventivo y una petición fiscal de 96 años de cárcel, reducidos en el juicio a una condena a un total de 14.

Ya de por sí es dudosa la forma en la que se hacen las imputaciones, provenientes de un impulso directo por parte del ministro de justicia por un revuelo mediático que se airea previamente a la fecha de salida de la cárcel de De Juana Chaos. Aun así, está latente el doble juicio popular, con una opinión pública escandalizada por el hecho de que alguien que ha asesinado a 25 personas salga a la calle. Y lo de menos es la motivación por lo que haya cometido los asesinatos.

Aun así, no se debe exigir el arrepentimiento como condición para que un preso abandone la cárcel, ya sea éste violador, ladrón, asesino o lo que fuere. Los poderes públicos deben velar por que no haya reiteración delictiva en su comportamiento, y es muy aventurado subyacer esta intencionalidad de dos artículos la verdad bastante agresivos, pero que como he comentado no es lo mismo que sean escritos por alguien con las manos manchadas de sangre que por un correligionario con el historial limpio.

El hecho es que el preso de ETA lleva ya 18 meses en prisión preventiva, y teniendo en cuenta su habilidad en las reducciones de pena, sin duda motivadas por su afan lector y escritor, no le costaría excesivamente reducir los 14 años de pena por dos artículos de opinión considerados amenazantes por la Audiencia Nacional. Por cierto, en esto de la reducción de penas y la obtención de beneficios penitenciarios, está haciendo lo mismo que Yoyes, a quien tanto criticó por aceptar las reglas del "enemigo". De hecho reducir una meña de centenares de años a apenas 18 es todo un récord, lejos del alcance incluso de la exdirigente etarra asesinada.

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