viernes, 24 de noviembre de 2006

Ronaldo

Mucho ha llovido desde aquel espigado chaval que en las postrimetrías del verano del 96 se hacía la foto al lado de Joseph Lluís Núñez. Aquel chaval de 20 años que había promediado casi un gol por partido pronto empezó a ser temido por las defensas de la liga española. Por pura potencia agujereaba los entramados defensivos del rival e iba presto en busca de la comunión con el gol, logrando unos promedios similares a los firmados en la liga holandesa. Era el inicio de un equipo de ensueño que podría haber marcado una época, un Barça que ganó tres de los cuatro títulos que disputó, y quedó a sólo dos puntos del campeón en la Liga, si no hubiera sido por aquel partido perdido en el Rico Pérez ante un Hércules ya descendido.

Todo iba bien, hasta que sus representantes quisieron sacar provecho de la buena racha del brasileño, y forzaron una ampliación imposible para el alcance del Barça, que ya había firmado al jugador por ocho años. Llegó el Inter de Máximo Moratti con el talonario fresco y pagó los 4.000 millones de la cláusula de rescisión. Tras una primera temporada aceptable, todo se torció. La final perdida en Saint Denis que no debería haber jugado por problemas estomacales la noche anterior, y sobretodo la lesión de la rodilla. Entre la primera y la recaída se perdió algo más de dos temporadas.

Tras una dura recuperación, en la que se pensó que quizás no podría volver a jugar, apareció en el Mundial del país del solo naciente con un estrafalario peinado y con su calidad algo mermada, con menos velocidad pero con la misma potencia. Ello le bastó para marcar ocho goles y aparecer de nuevo como un referente del panorama futbolístico. 2002 fue el año de su reaparición y el año en que fichó en el último minuto por el Madrid galáctico que estaba construyendo Florentino, además de ganar el balón de oro. Tras dos buenas primeras temporadas, empezó a cobrar más protagonismo su exceso de peso y su vida nocturna que su actuación en el campo.

En el último año y medio comenzó la decadencia de Ronaldo, paralela a la del Madrid galáctico. Cada vez más ausencias, más problemas musculares y más kilos de más. No obstante siempre le sobraba para ser el delantero titular, por encima de otras opciones menos apetecibles a los largo de estos 4 años como Owen, Morientes, Portillo o Soldado. Aún así, tras realizar un campeonato del mundo discreto en Alemania, le bastan tres goles para convertirse en el máximo goleador de la historia de los Mundiales.

El Madrid cambia de presidente y de entrenador, y al parecer de nueve titular. La llegada de Van Nistelrooy, uno de los mejores goleadores de la última década, y las continuas lesiones de Ronaldo parecen poner en serios problemas la continuidad del brasileño tanto en el equipo como en el club. Y desde luego lo máximo que podrá sacar el Madrid de él estará por debajo de los 25 millones que ofrecía el Milan, toda una fortuna para un jugador con más pasado que futuro.

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