lunes, 19 de febrero de 2007

ExploEto'ó

"Quien tenga huevos que me diga a la cara que no quise jugar”, "Es de mala persona aquellos que salen a rueda de prensa a decir que Samuel Eto'o no ha querido jugar". Explotó Eto'o. Aún retumban en Can Barça las palabras del Samuel Eto'o en Vilafranca del Penedés, tierra de vinos y cavas. Esta actitud nos pone de relieve el ego de uno de los mejores futbolistas del planeta, y posiblemente uno de los que tenga más ganas de protagonismo. Después de años cedido en las catacumbas del fútbol, encontró en Mallorca el equipo y el entrenador ideal para explotar sus cualidades. Aún así, sus precoces andares de estrella se estrellaron contra la mano de hierro de Luis Aragonés, que no dudó en zarandearle muy efusivamente depués de que el camerunés hiciese notorios gestos de desaprobación tras ser sustituido en un partido en La Romareda.

En ese mismo estadio se subió a las nubes en febrero de 2006 tras un aluvión de gritos racistas, algo muy común desgraciadamente en los estadios españoles, junto con gritos homófobos, ofensivos hacia el árbol genealógico y similares. Ni corto ni perezoso, cual chaval que es insultado en clase y decide abandonarla lloriqueando, Eto'o amenazó con abandonar el campo si no cesaban los gritos racistas que lo comparaban con un mono. Con un mono pareció compararle Javier Clemente, entonces entrenador del Athletic, al afirmar que "los que escupen son los que bajan del árbol", tras haber escupido el camerunés en la cara del rojiblanco Expósito. En la mano de quien le dio de comer cuando vino a España escupió durante la celebración en el Camp Nou de la primera Liga de la era Rijkaard. Ante un público enfervorecido, el "hermano" se lo quiso ganar cantando aquello de "Madrid, cabrón, saluda al campeón", un grito de guerra permitible en cualquier aficionado o jugador del Barça. En este caso el portavoz del cántico fue alguien que es algo en el mundo del fútbol y que tiene un contrato multimillonario gracias precisamente a ese club tan cabrón, el Real Madrid, que le trajo con apenas 15 años de Camerún y por los pelos, ya que en un primer momento no lo fue a recibir nadie del club madridista al aeropuerto y tuvo que llegar Eto'o en taxi hasta la casa blanca.

Aún así, ese ego no fue suficiente para que el lanzador habitual de penaltis de la selección de Camerún tirase el penalti decisivo que podía clasificar a los centroafricanos para el Mundial de Alemania. En este caso, Eto'o eludió la responsabilidad como un cobarde, como hiciera Bebeto en 1994, y delegó la tarea en el entonces jugador del Inter Pierre Wome. El hoy jugador del Werder Bremen mandó el balón fuera y con ello las ilusiones de un país entero que decidió tomarse la justicia por su mano y acosar violentamente los bienes y familiares de Wome, que estuvo una buena temporada sin acudir por Yaoundé. En este caso, el otrora provocador salvó el pescuezo ante los suyos, aunque ello le costó quedarse sin jugar el Mundial y sin sumar méritos en la cita mundialista para el Balón de Oro, algo que si hizo en Alemania el desastroso Cannavaro. Incluso por culpa de una inoportuna lesión de rodilla se le escapó el Balón de Oro africano, en favor de Drogba.


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