jueves, 29 de marzo de 2007

ERC, órdago o farol?

El pasado domingo Esquerra Republicana nos sorprendía a todos y especialmente a sus socios del tripartito anunciando una hipotética oferta soberanista a Convergència i Unió en caso de que el Tribunal Constitucional echase atrás el Estatut. De entrada parecía un farol propio de un partido independentista integrado en un gobierno autonomista, pero la iniciativa llegaba hasta el Parlament de Catalunya. La federación presidida por Artur Mas rechazaba de plano la propuesta. Los más fervientes detractores del tripartito vaticinaban un nuevo Dragon Khan en un ejecutivo que en estos cinco meses de andadura se ha caracterizado por su estabilidad y por la ausencia de escándalos, todo lo contrario que el anterior presisido por Maragall.

Habrá que esperar cuáles son las consecuencias, aunque es de esperar que ERC respete los contenidos programáticos y estructurales del nuevo tripartito presidido por montilla, basados en la unidad del ejecutivo y en la peeminencia del gobierno sobre los aparatos de partido, y no al revés como sucedió en la anterior legislatura। La iniciativa debe entenderse como una medida de presión al Constitucional y al propio Gobierno español para evitar una vuelta atrás en la principal norma legislativa de Catalunya, no tanto como una pugna electoral entre nacionalistas por ver quien es más soberanista. ERC debe primar sus intereses de gobierno sobre su programa electoral por el bien del ejecutivo, de lo contrario la presión del PP acabará con los cimientos del nuevo ejecutivo.
En caso de querer realizar un Pacto de Lizarra a la catalana, tiene la legitimidad y los escaños suficientes para emprender un pacto soberanista con CiU. Lo que no puede hacer es acabar con las esperanzas de los catalanes en un ejecutivo de izquierdas, una vez que terminó en la anterior legislatura con la mayor esperanza de la Catalunya progresista des de la Segunda República, que acabó siendo un gran fiasco y un brote permanente de estabilidad. Una vez finiquitado, al menos de momento, el debate nacional-identitario y cuando al parecer se había dado paso a una nueva etapa marcada por las políticas de izquierda, ERC introduce en la escena política una innecesaria dosis de inestabilidad que deberá apurarse en sofocar Montilla por la propia estabilidad del ejecutivo. No obstante, una hipotética revocación del texto estatutario por parte del Tribunal Constitucional, vista la incidencia y presión del PP en el alto órgano, daría lugar a una nueva crisis política en Catalunya, esta vez por causas exógenas, y con unas consecuencias imprevisibles.

No hay comentarios: